DESDE 2015
CONNECT + DEVELOP + INNOVATE
Profesor e investigador de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca. Centra su investigación en la gestión creativa de la información aportada por los sensores de un smartphone para generar formas y soportes de comunicación novedosos y eficaces.
No creo que aún seamos conscientes de lo que nos está sucediendo. No hemos dimensionado aún lo que va a pasar. El otro día cayó en mi ordenador la entrevista que Gabilondo le hizo a José Luis Cordeiro, profesor de la Singularity University y me caí (una vez más) del caballo.
No tanto por la novedad de las ideas que el profesor Cordeiro introduce, que al final son muchas de las conexiones que uno termina haciendo cuando conoce las tecnologías, sino por las puertas que abre en dicha entrevista. Y de todas, incluyendo la de que seremos inmortales y que tendremos que decidir (ya veremos si habrá que regular esto o no) cuando palmar, la que inspira este post es otra: la telepatía.
Cordeiro habla de un tercer hemisferio en el cerebro (creo que Google anda con esta idea) que serviría de conexión del cerebro humano con la nube a través de ondas cerebrales.
La tecnología de transmisión vía ondas cerebrales está ya muy desarrollada, aunque es cuestión de tiempo refinarla. El ancho de banda ya no es un factor que influya negativamente y lo demás es aprendizaje.
Pensé. ¿Cómo sería la transmisión del pensamiento desde el punto A al B? Y me entró el vértigo. Si soy capaz de comprimir mi pensamiento en datos, trasladarlos a otra fuente de almacenamiento y que ésta se los pase a otro cerebro, está todo hecho. El conocimiento no será un factor crítico. La educación (más o menos aborregada) estaría resuelta. Todos los seres humanos del planeta serían potenciales neurocirujanos, astrofísicos, arquitectos y entrenadores de fútbol en un par de horas.
Desaparecería el lenguaje. De hecho, visto desde esta perspectiva, por fin los argentinos y los franceses perderán ese plus amatorio asociado a su acento. Más aún. El lenguaje, así visto, me parece un engorro… palabrería, lento, imperfecto, artificial.
Imagina amar telepáticamente. Contar las sensaciones que te produce Breaking Bad o el solomillo Wellington, hacer surf o ponerte delante de un miura de setecientos kilos.
La producción de contenidos comunicativos (audiovisuales, informativos…) ¿que será? ¿cómo será? Ya no hablaremos de transmedia, sino de transpensamiento: un contenido (una idea) empezará en mi cabeza, se enriquecerá con los de otros (ideas, experiencias, imágenes) y finalizará de nuevo en mi mente. Millones de transpensamientos por minuto.
Pero si se acaba el lenguaje verbal (del escrito ya ni hablamos) y se acaban los idiomas, si se acaba la comunicación “estándar”, ¿cómo estructuraremos el pensamiento?
Cordeiro habla sin paños calientes del fin de la raza humana y del emerger de una nueva especie que volverá a cambiar irreversiblemente el curso de la historia del planeta. El caso, es que ese momento, coincidente con el de la singularidad tecnológica, que antes pensábamos que sería en un lejano horizonte, a juicio del profesor, estaría muy, muy cerca. ¡Dentro de 45 años!, a este ritmo.
Para entonces los posts de este blog ya no se escribirán, se pensarán y ya. Si quieres caerte tú también del caballo, mira el vídeo. Ojo. No hay vuelta atrás después de ver esto.
Publicado en : Futuro
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